De niñas la adoramos, en la pubertad la detestamos, en la adolescencia  peleamos con ella y de adultas la comprendemos y valoramos.

La madre, figura imprescindible para todo ser humano ya esté ausente o presente en la vida del individuo.

Que figura!!! Figura en ocasiones  manipulada y distorsionada hasta el punto de presentarse, como figura problemática  y a veces incómoda, por  su gran impacto en nuestros problemas psicológicos, de adaptación y de relación con los demás.

  • Eres tonta para las Matemáticas.
  • Así no vas a ser nadie en la vida.
  • Me tienes harta.
  • Cuando yo tenía tu edad.
  • Inútil.

Son frases que muchas mujeres han escuchado en boca de su madre y  que son ejemplo de la relación tóxica que finalmente termina dañando la autoestima de esa hija.

Cuidado con ser madre sin vida propia, cuidado con ser madre tratando de vivir la vida de nuestras hijas. Las consecuencias de actuar de esa madre serán que la hija este siempre cuestionándose y que nunca sienta que lo ha hecho lo suficientemente bien,  hijas indecisas, hipersensibles.

Esto tiene su nombre: Madre narcisista.

Pero, quién es  una madre   narcisista?  La psicoterapeuta Karyl McBride, autora del libro “Madres que no saben amar” señala que las madres narcisista tienen  ciertos rasgos:

  • Exagera sus logros y espera reconocimiento.
  • Cree que es especial y única.
  • Cree que tiene derecho a ofender.
  • Con frecuencia envidia a sus hijas.
  • Muestra arrogancia.
  • Compite con su hijas.
  • Es absorbente
  • Sobreprotege o se va al extremo descuidando a sus hijas.
  • Para no quedarse solas, algunas madres narcisistas logran que sus hijos no se quieran separar de ellas, y los retienen a su lado.

Esto no se trata de culpar a nuestras madres ya que muchas veces detrás de toda esa fachada de arrogancia y egoísmo hay un ser inseguro, una madre insatisfecha consigo misma,  con una  historia personal con carencias afectivas.

Tratemos de no ver a nuestras hijas como una extensión de nosotros mismas, dejemos que crezcan como personas independientes, con su propia identidad.

Gemma Cánovas psicóloga clínica y psicoanalista autora del libro “El oficio de ser madre” nos propone tres tareas fundamentales para lograr esta independencia en nuestras hijas y dejar a un lado nuestro yo narcisista:

  • Trabaja constantemente en la escucha.
  • Velar por la no anticipación de etapas que no corresponden a nuestras hijas dada la edad, aunque la sociedad empuje a ello.
  • Contención y apoyo incondicional.
  • No compitas con ella.

Si tienes una madre narcisista o eres una madre narcisista, trata de sanarte y hacerlo con amor, perdonando por beneficio tuyo, de tu madre y de tus hijas en caso de tenerlas.

 

Una madre siempre es única y especial.

 

 

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