Nada ni nadie son responsables de tu felicidad
La felicidad es un concepto resbaladizo, no existe una definición clara de ella, no sabemos de cierto más que la vastedad de su demanda.
Solemos llamar felicidad a lo que queremos, sin embargo el famoso psicólogo social y catedrático de Harvard Daniel Gilbert, desafía a la idea de que somos miserables si no tenemos lo que queremos. Nuestro “sistema inmunológico psicológico” nos hace sentir verdaderamente felices incluso si las cosas no salen como lo planeamos.
Sir Thomas Brown escribió en 1642 “Soy el hombre vivo más feliz tengo en mí lo que convierte la pobreza en riqueza, adversidad en prosperidad, Soy más invulnerable que Aquiles, la fortuna no tiene lugar alguno donde golpearme”
¿Qué clase de pensamiento es éste?
Tu puedes tener el poder de cambiar la visión del mundo para poderte sentir mejor en el mundo en el que te encuentras. Según el profesor Gilbert, todos tenemos la capacidad como Sir Thomas, la diferencia es que no lo sabemos. Algunos hacen este truco mejor que otros, pero existe una palabra clave “LIBERTAD” (habilidad de decidirte y cambiar de opinión) es la amiga natural de la Felicidad, porque te permite elegir entre todos esos deliciosos frutos y encontrar el que más vas a disfrutar.
La felicidad yace profundamente dentro de nosotros, en el mismo núcleo de nuestro ser. La felicidad no existe en ningún objeto externo, sino sólo en nosotros, que somos la consciencia que experimenta la felicidad. Aunque parezcamos sacar felicidad de los objetos o experiencias externas, la felicidad que gozamos surge dentro de nosotros mismos.
La profesora Lyubomirsky licenciada en psicología por la universidad de Harvard y doctorada en psicología social por la universidad de Stanford propone doce actividades, todas ellas validadas experimentalmente, para incrementar nuestra felicidad.
-Expresar gratitud.
-Cultivar el optimismo.
-Evitar pensar demasiado
-Practicar la amabilidad.
-Cuidar las relaciones sociales.
-Desarrollar estrategias para afrontar.
-Aprender a perdonar
-Fluir más.
-Saborear las alegrías de la vida.
-Comprometerte con tus objetivos.
-Practicar la religión y la espiritualidad. Buscar sentido a la vida, orar o saber encontrar lo sagrado en la vida corriente.
-Ocuparte de tu cuerpo.
Tú tienes la última palabra, vive el día a día creyendo firmemente en ti, y recuerda que la felicidad es una conquista primero sobre ti mismo y luego sobre el mundo que te rodea.
“La felicidad es el significado y el propósito de la vida, el fin de la existencia humana.”
Aristóteles.